Hermanito
Amets Arzallus, Ibrahima BaldeSolía sentarme junto a mi hermano y le hablaba, como ahora te hablo a ti. Le hablaba con la boca y con los ojos. Así las palabras no se caen.
Antes de los escritores están las personas. Antes de las novelas, las historias. Antes de las imprentas y los libros, las crónicas y mitos alrededor de la hoguera.
Hermanito es literatura viva, por lo que tiene de vivencial y humano, pero también por lo que tiene de popular y oral. El encuentro entre Amets e Ibrahima no es solo el encuentro y la posibilidad de fruto entre dos personas sensibles. Es, también, la suma de dos culturas y de dos poéticas. Somos como nos explicamos. Nuestra cultura es, también, cómo sentimos lo que vivimos. Ellos estaban destinados a encontrarse y a entenderse: por muy lejos que crecieran el uno del otro, estaban cerca.
Amets es bertsolari, campeón de Euskadi, e Ibrahima viene de la tradición oral de Guinea Conakri. De ese encuentro, de esa conversación, de esa oralidad, de esa cultura popular hecha sentimiento, vida y palabra, nace este libro y se forja, también, su amistad.